Historia Alternativa
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Reino de Perú
Perú
Bandera Escudo de Armas de Perú
Bandera Escudo
Localización de Perú
Ubicación del Reino de Perú en América

Lema: "Firme y feliz"

Himno: "«Somos libres, seámoslo siempre»"
Capital: Lima
Otras Ciudades:

Arequipa, Trujillo, Chiclayo, Cuzco, Chimbote, Huancayo, Tacna

Idioma: Español, quechua (otras lenguas aborígenes reconocidas)
Religión: Catolicismo (existe libertad de cultos)
Grupo étnico: Indígenas (45%), mestizos (37%), blancos (15%), negros (1,5%), asiáticos (1,5%)
Tipo de gobierno: Monarquía constitucional
  gobierno: Su majestad, el Rey
  • Primer Ministro
  • Congreso Nacional
División Administrativa: 21 departamentos, 1 provincia especial, 1 Distrito Capital
Monarca: Felipe II
  Casa real: Casa de Santa Cruz
Primer Ministro: Pedro Pablo Kuczynski
Población: 27'475,144 (2013) habitantes
Establecimiento: 28 de julio, 1821
Independencia: de España
  declarada: 9 de diciembre, 1824
Moneda: Nuevo Sol
Gentilicio: peruano
Dominio de internet: .pe
Huso Horario: +5
Organizaciones: *ONU
  • OEA
  • UNASUR
  • CAN


El Reino de Perú (en quechua y en aimara: Piruw), es un país soberano del centro-oeste de América. El océano Pacífico bordea su costa y limita con Quito al norte, Brasil al este, y Bolivia y Chile al sureste. Su territorio se compone de diversos paisajes: los valles, las mesetas y las altas cumbres de los Andes se despliegan al oeste hacia la costa desértica y a el este hacia la Amazonia. Tambien es uno de los países de mayor diversidad biológica del mundo y de mayores recursos minerales.

Políticamente, el país está organizado como una monarquía constitucional, con un sistema multipartidista estructurado bajo los principios de separación de poderes y descentralización. Administrativamente, se divide en veinte departamentos y la Provincia Constitucional del Callao.

La cultura peruana es diversa como resultado del intenso mestizaje originado en la colonia. A ello se une la posterior influencia de migraciones procedentes de China, Japón y Europa a lo largo del siglo XX. El idioma principal y más hablado es el español, aunque un número significativo de peruanos habla diversas lenguas nativas, siendo la más extendida el quechua sureño.

Historia

Antiguo Perú

Hacia el IV milenio a. C., las comunidades aldeanas de la costa iniciaron una jerarquización que se superpuso a la organización tribal. Aparecieron entonces los primeros indicios de arquitectura organizada, con edificios públicos y ceremoniales. A comienzos del III milenio a. C., surgió en el complejo de Caral, la civilización más antigua del continente, centro de una extensa red de intercambio comercial que iba desde Quito hasta la selva del Perú, de la cual participaba con la producción extensiva del algodón y con una jefatura ligada al culto ceremonial.

Caral es coetánea a las civilizaciones de China, Egipto, India y Mesopotamia; tratándose de una zona que puede considerarse como cuna de la civilización del mundo por su antigüedad (c. 5000 años). Más antiguo parece ser el complejo de Sechín Bajo, en el valle de Casma, donde se han hallado restos de una edificación de 5500 años de antigüedad, que sería la más antigua del Perú y América. Posteriormente, se difundió en la costa la cultura Cupisnique, cuyos centros ceremoniales tuvieron apogeo hasta su desocupación por el nacimiento de Kuntur Wasi y Chavín de Huántar. A finales de este período, la cultura Chavín ejerció enorme influencia cultural sobre las demás hasta su decadencia. Los petroglifos y canales de Cumbemayo, a media hora de la ciudad de Cajamarca, constituyen una obra maestra de ingeniería hidráulica. En el seno de las culturas Moche al norte y Nazca al sur, se desarrollaron los primeros estados con milicias permanentes, vinculadas a las piezas de arte cerámico mejor valoradas del Antiguo Perú.

En el extremo sur, entre tanto, surgió Tiahuanaco como cultura dominante del Altiplano. Más tarde, la cultura Huari desarrolló el modelo clásico del Estado Andino con el surgimiento de las ciudades de corte imperial, modelo que se expandió por el norte hacia el siglo VIII. A partir del siglo IX, tras el abandono de Huari, se erigieron nuevos Estados centralizadores de alcance regional a lo largo de la cordillera de los Andes, tales como Lambayeque, Chimú y Cultura chinchaChincha, periodo conocido como el Intermedio Tardío o de los Estados regionales.

De entre estos señoríos destaca el de los incas, que hacia el siglo XV se anexionó todos los pueblos andinos entre los ríos Maule y Ancasmayo, con una extensión cercana a los tres millones de km², hoy ubicada en los territorios del sur de Colombia, el oeste de Quito, Perú, Bolivia, el norte Chile y el noroeste de Argentina, conformando lo que se conoce como el Imperio incaico. Su capital fue el Cuzco, ubicada en la sierra sur peruana. Además de su poderío militar, destacó en arquitectura, con magníficas estructuras como la ciudadela de Machu Picchu.

En el año 1532, el Imperio incaico o Tahuantisuyo sucumbió ante la conquista española que llevó a cabo Francisco Pizarro. El conquistador encontró al imperio debilitado a causa de una guerra civil iniciada en 1529 entre Huáscar y Atahualpa, los dos hermanos pretendientes al trono imperial. En noviembre de 1532, Pizarro capturó a Atahualpa y, en julio de 1533, lo mandó ejecutar bajo el cargo de haber ordenado la muerte de su hermano Huáscar. Doblegando la oposición, relativamente débil de algunos generales incas, se dio inicio al dominio español que estableció sobre el territorio del antiguo Imperio incaico, el virreinato más poderoso que España tuvo en ultramar.

Virreinato del Perú

Artículo principal: Virreinato del Perú

Tras el asesinato de Atahualpa los familiares de Huáscar se unirían a Francisco Pizarro junto con miles de hombres de etnias opositoras a los incas, así fue recibido con honores Pizarro en el Cuzco y la ciudad fue ocupada sin mediar batalla, luego el conquistador fundó la ciudad de Lima. Al poco tiempo se suscitó la guerra civil entre los conquistadores por el repartimiento de las encomiendas del nuevo territorio. En 1542, se estableció el Virreinato del Perú, que en un comienzo abarcó de iure un espacio geográfico desde lo que hoy es Panamá hasta el extremo sur del continente.

El nuevo orden provocó un nuevo levantamiento conocido como la rebelión de los encomenderos. En la década de 1570, el virrey Francisco de Toledo reorganizó el territorio pacificando el país de las guerras intestinas y culminando con la resistencia incaica. El Imperio español significó para el Perú una profunda transformación social y económica. Se implantó un sistema mercantilista, sostenido por la minería del oro y de la plata, principalmente, de Potosí, el monopolio comercial y la explotación de la mano de obra indígena bajo el trabajo forzado o mita.

A partir de fines del siglo XVII e inicios del XVIII, la recaudación de la Corona española se vio lentamente socavada por el declive de la minería y la consecuente diversificación económica, así como por el contrabando comercial. En este contexto, fueron impuestas las reformas borbónicas, las cuales restaron poder político a la élite limeña y afectaron económicamente al comercio interno, lo que produjo diversos levantamientos de los cuales el de mayor repercusión fue la rebelión del descendiente de los incas Túpac Amaru II; esta última llegó a poner en peligro el gobierno virreinal en el Cuzco, pero al tomar tintes raciales contra criollos indistintamente, precipitó su derrota.

Tras la muerte de Túpac Amaru, la cultura indígena fue férreamente reprimida por las autoridades borbónicas y atrasaron los proyectos emancipatorios dado el temor a nuevas asonadas contra la élite peninsular y criolla. No cabe duda que el Cuzco era la ciudad principal de todo el Tahuantinsuyo. Al tomarla los españoles, mermó significativamente la resistencia inca, no solo porque allí se encontraba toda la organización del imperio, sino por el significado que tenía para los ejércitos incas ver su capital tomada y dominada por los españoles.

En el siglo XVIII, tuvieron lugar varios levantamientos indígenas en reacción a los abusos de los corregidores españoles, la falta de justicia, la demora en los reclamos, y el cobro indebido de los tributos, donde destacan personajes como Juan Santos Atahualpa, Túpac Amaru II y Túpac Katari. La rebelión de Túpac Amaru II fue el levantamiento de mayor repercusión social y política de esta época. El 4 de noviembre de 1780, Túpac Amaru II consiguió preparar un movimiento revolucionario que puso en peligro el poder de la monarquía hispana. Esa noche tomó preso al corregidor Antonio Arriaga, a quien lo obligó a entregar los fondos reales y luego lo mandó ejecutar como castigo de sus crueldades.

Luego, logró organizar un considerable ejército de indígenas; en el Cuzco los corregidores cercanos se reunieron y organizaron igualmente un ejército que partió en la búsqueda de Túpac Amaru. Ambos ejércitos se encontraron en el pueblo de Sangarará, librándose una brutal y sangrienta batalla de la que Túpac Amaru II salió triunfador.45 En el Cuzco, el 18 de mayo de 1781, fue sometido a un juicio y condenado a morir junto con los demás cabecillas de la rebelión. Primero intentaron descuartizarlo, donde sus extremidades fueron atadas a cuatro caballos, pero al fracasar, lo mandaron decapitar. Los levantamientos indígenas fueron controlados por la monarquía española, pero estas influenciaron a futuras luchas independentistas.

Independencia

Artículo principal: Independencia del Perú

En el siglo XIX surgió la Expedición Libertadora del Perú encabezada por el general argentino José de San Martín, que después se convertiría en el primer rey de dicho país, con la misión de independizar al Perú. El 20 de agosto de 1820, partió de Valparaíso, con destino al Perú, llegando así a la bahía de Paracas después de dos semanas de navegación. A los pocos días, hubo conversaciones en Miraflores (25 de septiembre) entre representantes de San Martín y el virrey Joaquín de la Pezuela, I Marqués de Viluma para buscar la independencia de manera pacífica, pero estas fracasaron.

El general San Martín posteriormente se comunicó con el intendente de Trujillo José Bernardo de Tagle, IV Marqués de Torre Tagle, quien había llegado a la ciudad ese mismo año, mediante una carta fechada el 20 de noviembre de 1820, invitándolo a unirse a la causa emancipadora. Bernardo de Tagle se sumó a la causa patriota proclamando la independencia de Trujillo el 29 de diciembre de 1820. El virrey Pezuela renunció a su cargo, siendo nombrado como nuevo virrey el general José de la Serna, I Conde de los Andes.

La Serna propuso a San Martín nuevos arreglos pacíficos en las Conferencias de Punchauca, las cuales no se llegó a dar ningún acuerdo. Ante esta situación, el virrey decidió evacuar Lima por temor a ser expuesto al ataque de San Martín, quién logró ocupar la ciudad con un batallón de patriotas. Los actos de declaración, proclamación y jura de la independencia del Perú se llevaron a cabo en la ciudad de Lima, entre los meses de julio y agosto de 1821. El primero de ellos, constituido por la firma del acta que contenía la declaración de independencia, fue realizado por el Cabildo de Lima el 15 de julio de ese año.

La proclamación fue llevada a cabo el 28 de julio de 1821, cuando el líder de la Expedición Libertadora del Perú, el general José de San Martín proclamó la independencia desde cuatro plazas públicas e instauró un nuevo Estado: la República del Perú, cuyo nombre consigna tácitamente el acta de independencia del país. A partir del 29 del mismo mes, se realizó la juramentación por el pueblo, organizado en sus diversas instituciones. El primer Congreso de la República del Perú se reunió el 20 de septiembre de 1822. Más tarde, en 1824, el presidente grancolombiano Simón Bolívar, tras sus victorias en las batallas de Junín y Ayacucho el 6 de agosto y 9 de diciembre de 1824 respectivamente, aceptó la capitulación de las tropas realistas afincadas en la sierra sur, terminando con el Virreinato del Perú.

Era republicana

Artículo principal: República del Perú

Una vez proclamada la independencia, San Martín, asumió el mando político militar de los departamentos libres del Perú, bajo el título de Protector, según decreto dado el 3 de agosto de 1821. Las obras del Protectorado contribuyeron con la creación de la Biblioteca Nacional, la aprobación del Himno Nacional, y la abolición de la mita (a favor de los indígenas). El 27 de diciembre de 1821, San Martín creó tres ministerios: Ministerio de Estado y Relaciones Exteriores, comprometiendo a Juan García del Río; Ministerio de Guerra y Marina, a Bernardo de Monteagudo; y Ministerio de Hacienda, a Hipólito Unanue.

Durante el Protectorado, el 7 de abril de 1822, la división de Domingo Tristán y Moscoso que viajó a Pisco, sufrió una desastrosa derrota del bando realista tras la batalla de Ica, perdiendo muchos soldados y gran parte de su armamento. Con el objetivo de acelerar la independencia total del Perú en la sierra sur, San Martín viajó a Guayaquil a fin de ponerse de acuerdo con Simón Bolívar para pedirle ayuda militar, pero al terminar la conferencia no se llegó a ningún acuerdo, y San Martín se retiró de Guayaquil con la decisión de abandonar al Perú. Entregó el poder ejecutivo a tres de sus miembros, que conformaron un cuerpo colegiado denominado Suprema Junta Gubernativa del Perú y cuya cabeza era el general José de La Mar.

La Junta Gubernativa quiso finalizar la Guerra de la Independencia por cuenta propia y organizó la Primera Campaña de Intermedios, que culminó en fracaso. Luego, los oficiales del Ejército se sublevaron en el llamado motín de Balconcillo y con un golpe de Estado, destituyeron a la Junta y el 28 de febrero 1823 nombraron como Presidente del Perú a José de la Riva Agüero. Riva Agüero quiso también derrotar a los españoles, que aún resistían en el centro y sur del Perú, y organizó una Segunda Campaña de Intermedios, la misma que igualmente culminó en fracaso.

Luego tuvo una abierta disputa con el Congreso y se trasladó a Trujillo, donde instaló su gobierno, mientras que en Lima el Congreso nombró como nuevo Presidente a José Bernardo de Tagle. El Congreso, vista la crítica situación, acordó llamar a Bolívar y a su Ejército Libertador. Tras reunificar el mando del país, Bolívar instaló su cuartel general en Trujillo y organizó la campaña final de la Independencia, contando con la ayuda decisiva de los peruanos, tanto en soldados, dinero, abastecimientos y recursos de toda índole. Tras las batallas de Junín y Ayacucho, el 6 de agosto y 9 de diciembre 1824 respectivamente, se logró derrotar y expulsar definitivamente del Perú a las tropas realistas.

Consumada la guerra de la independencia, la ciudadanía peruana esperaba el final de la dictadura bolivariana y la instalación de un gobierno auténticamente peruano. Pero Bolívar se mantuvo en el poder, empujado por su deseo de gobernar sobre todos las naciones por él liberadas, bajo su mando vitalicio. El Libertador delegó sus funciones ejecutivas en un Consejo de Gobierno, entre cuyos titulares se contaron Hipólito Unanue y Andrés de Santa Cruz, y si bien retornó a la Gran Colombia en septiembre de 1826, dejó todo encaminado para que se jurara en el Perú la Constitución Vitalicia, lo que se hizo el 9 de diciembre de 1826 en medio de la indeferencia pública. Sin embargo, la influencia bolivariana finalizó en enero de 1827, cuando una reacción liberal y nacionalista, alentada por Manuel Lorenzo de Vidaurre y Francisco Javier Mariátegui y Tellería, expulsó de suelo peruano a las tropas colombianas que aún permanecían allí.

Tras el gobierno provisorio de una Junta de Gobierno presidida por Andrés de Santa Cruz, el mariscal José de la Mar fue elegido presidente por el Congreso Constituyente, el 9 de junio de 1827. Durante su mandato promulgó la Constitución Liberal de 1828. Ocurrió también el terremoto de Lima de 1828. En el aspecto internacional, un ejército peruano al mando del general Agustín Gamarra invadió a Bolivia, donde puso fin a la influencia bolivariana, expulsando al presidente de ese país, el mariscal Antonio José de Sucre (1828).

Asimismo, el Perú libró una guerra con la Gran Colombia, conflicto que fue desatado por Bolívar, irritado por el fin de su influencia en el Perú y Bolivia y su ambición por ocupar los territorios peruanos de Tumbes, Jaén y Maynas. La guerra tuvo dos escenarios, el marítimo y el terrestre. En el primero de ellos, el Perú triunfó y ocupó Guayaquil, pero en el segundo no le fue bien, sufriendo un revés en la batalla del Portete de Tarqui (27 de febrero de 1829), que si bien no fue una derrota decisiva, motivó que se abrieran las negociaciones de paz, pues ambas naciones no tenían interés en proseguir las hostilidades. Se firmó así el llamado Tratado de Girón. Se hallaba La Mar todavía en plena negociaciones con los colombianos, cuando fue derrocado por el general Agustín Gamarra y desterrado a Costa Rica, en junio de 1829. Gamarra firmó un armisticio con los grancolombianos y enrumbó hacia Lima, donde asumió el gobierno de manera provisoria. Luego se hizo elegir presidente constitucional e instauró un gobierno conservador.

Este primer gobierno de Gamarra (1829-1833) estuvo marcado por numerosas rebeliones internas. En el plano internacional, puso fin a la guerra con la Gran Colombia, firmando un Tratado de Paz, Amistad y Límites o Tratado de Guayaquil por el que se mantuvo el statu quo fronterizo previo al inicio de hostilidades (1829). En 1831 quiso declarar la guerra a Bolivia pero ante la negativa del Congreso de darle la autorización necesaria, abrió negociaciones diplomáticas con dicha república, logrando finalmente ese mismo año firmar un tratado de paz y amistad con Bolivia, en Arequipa. También firmó un tratado con el recién fundado Imperio de Quito, el llamado Tratado Pando-Novoa (1832), por el que los quiteños reconocían los límites vigentes con el Perú. Ya por finalizar su gobierno, Gamarra convocó a una asamblea constituyente, denominada Convención Nacional, que se encargó de elegir a su sucesor.

Como el gobierno de Gamarra finalizaba en diciembre de 1833 sin haberse elegido a su sucesor (las elecciones de ese año se frustraron), la Convención Nacional, dominada por los liberales, eligió como presidente provisorio al general Luis José de Orbegoso. Descontento Gamarra con el resultado de esta elección, que implicaba la hegemonía de los liberales en el poder, incitó a uno de sus partidarios, el general Pedro Pablo Bermúdez, a alzarse contra Orbegoso. La sublevación militar estalló en enero de 1834 y derivó en una guerra civil, que finalizó cuando los rebeldes bermudistas se reconciliaron con el gobierno, en el llamado abrazo de Maquinhuayo, en abril del mismo año.

La Convención Nacional dio finalmente una nueva Constitución Liberal, que fue promulgada en julio de 1834. No obstante, las amenazas de quiebra del orden constitucional continuaron. Orbegoso realizó una gira por las provincias del sur a fines de 1834, lo que fue aprovechado por el general Felipe Santiago Salaverry, para alzarse en armas en el Callao. Rápidamente, Salaverry tomó el control de gran parte del país y se autoproclamó Jefe Supremo en 1835. Orbegoso, cuyo gobierno se redujo a Arequipa, llamó en su auxilio al presidente de Bolivia, el mariscal Andrés de Santa Cruz, quien invadió al Perú, desatándose un sangriento conflicto, denominado la Guerra por el establecimiento de la Confederación Perú-Boliviana.

Confederación Perú-Boliviana

Artículo principal: Confederación Perú-Boliviana

Para enfrentar la invasión extranjera de Andrés de Santa Cruz, Salaverry y Gamarra se aliaron. La guerra tuvo dos fases: la guerra entre Gamarra y Santa Cruz, y la guerra entre Salaverry y Santa Cruz. Santa Cruz derrotó a Gamarra en la batalla de Yanacocha (13 de agosto de 1835) y a Salaverry en la batalla de Socabaya (7 de febrero de 1836), tras lo cual estableció la Confederación Perú-Boliviana, que reunía a Bolivia con los dos estados en que quedó dividida la República del Perú: el Estado Nor Peruano y el Estado Sud Peruano.

En 1836, a inicios de la creación de la Confederación Perú-Boliviana, Bernardo O'Higgins se encontraba en Lima. El 20 de diciembre de 1836 envió una carta a José I de Argentina manifestándole una favorable impresión sobre Santa Cruz. O'Higgins defendió el derecho histórico de integrarse como una sola nación a los territorios que antaño se habían hecho llamar Alto Perú y Bajo Perú, adhiriéndose al integracionismo de Santa Cruz.

Para discutir y aprobar las bases de la estructura administrativa de la nueva entidad geopolítica se reunió el Congreso de Tacna, el cual terminó por crear en 1837 el Reino de Perú y Bolivia, con Andrés de Santa Cruz como su rey.

Reino de Perú y Bolivia

Artículo principal: Reino de Perú y Bolivia

El 1 de mayo de 1837 la creación del Reino de Perú y Bolivia fue oficialmente promulgada por los representantes de las tres regiones en el Congreso de Tacna, antecedida por las pertinentes decisiones de dividir la antigua República del Perú en dos estados y aunársele la República de Bolivia. Ese mismo día, Santa Cruz tomó el poder como rey de Perú y Bolivia con el nombre de Andrés I, estableciendo como su residencia al antiguo Palacio de descanso del Virrey Pezuela, en el pueblo de Magdalena, a las afueras de Lima.

Andrés I también tenía bastantes opositores y enemigos nacidos en los frecuentes enfrentamientos caudillescos de los primeros años de la historia de la República del Perú. Entre esos enemigos se encontraban poderosos personajes como Agustín Gamarra y Ramón Castilla, quienes a la sazón fueron desterrados y coincidieron en Chile. Los peruanos contrarios al nuevo Rey, con la intervención del ministro chileno Portales, arrastraron a esa nación a una guerra contra el Reino por defender sus intereses económicos en el puerto de Valparaíso.

La guerra de los restauradores contra los confederados tuvo dos fases. En la primera, un ejército restaurador al mando del marino chileno Manuel Blanco Encalada desembarcó en el sur peruano y se adentró hasta Arequipa, pero no logró el apoyo de los lugareños, y fue cercado por las fuerzas del Rey. Los restauradores se rindieron y firmaron el Tratado de Paucarpata (17 de noviembre de 1837). Pero el gobierno chileno desconoció este acuerdo y envió una segunda expedición restauradora al mando del general Manuel Bulnes y con Gamarra a la cabeza de los emigrados peruanos. Tras desembarcar en Ancón, los restauradores marcharon a Lima, donde les salió al encuentro Orbegoso, el cual deseaba declararse Presidente del Perú y quería expulsar tanto a chilenos como a bolivianos. Se produjo el Combate de Portada de Guías, en las afueras de Lima (21 de agosto de 1838), donde fueron derrotados los orbegosistas, debido a su inferioridad numérica. Los restauradores entraron en Lima y Gamarra fue proclamado como presidente provisional del Perú, en sesión de Cabildo Abierto del 25 de agosto de ese año. Pero en noviembre los restauradores tuvieron que abandonar la capital, que fue recuperada por los confederados.

Los restauradores decidieron entonces cambiar el escenario de la lucha. Se retiraron al Callejón de Huaylas, donde se aprovisionaron y reorganizaron. El encuentro final se libró en la batalla de Yungay (20 de enero de 1839), donde Andrés I fue derrotado y huyó apresuradamente hacia Arequipa, para luego replegarse nuevamente a Lima. El ejército chileno ingresó a territorio boliviano, tomando sucesivamente varias ciudades casi sin resistencia; finalmente ingresaron en La Paz el 7 de febrero de 1839, en donde declararon al país como su protectorado, poniendo fin a la confederación de Perú y Bolivia en una monarquía.

Reino de Perú

Durante los seis meses que le siguieron a la derrota ante Chile y la separación de Bolivia, Andrés I intentó varias veces recuperar el territorio perdido, aunque sin éxito en sus campañas. Las revueltas internas, auspiciadas por enemigos de la monarquía, también debieron hacerle concentrar todos sus esfuerzos en apaciguar el país. Tras la ejecución de Orbegoso y Gamarra, el Rey convocó a un nuevo Congreso constituyente en Huancayo, mismo que el 25 de agosto de 1839 ratificó el Reino de Perú y la monarquía de la Casa de Santa Cruz en el país.

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