Historia Alternativa
Advertisement

Entre 1890 y 1900 hubieron diversos eventos importantes en Europa y el mundo. He aquí una lista de ellos.

 El incidente de Fachoda y las alianzas europeas[]

Francia ansiaba conectar sus colonias por una línea terrestre continua a lo largo de África del Norte, cruzando el Desierto del Sáhara y uniendo el puerto de Yibuti (posesión de Francia a orillas del Océano Índico) con los puertos de Brazzaville y Duala, posesiones francesas a orillas del Océano Atlántico. No obstante, el gobierno francés comprendía que tras los acuerdos de la Conferencia de Berlín de 1884 era preciso asegurar primero una ocupación militar de los territorios a reclamar, y así imponer "derechos" en una región de África antes que otras potencias europeas.

Por su parte, el Reino Unido deseaba realizar el proyecto de Cecil Rhodes, la Carretera Panafricana, y construir una línea continua de posesiones coloniales británicas desde Egipto hasta Sudáfrica, o "De El Cabo hasta El Cairo" (From Cape to Cairo) como se comentaba en los círculos británicos más expansionistas. Gran Bretaña había convertido a Egipto en un protectorado de facto desde 1881 y aspiraba a disfrutar de los mismos derechos de soberanía que el gobierno egipcio poseía sobre Sudán, aunque era débil la autoridad efectiva ejercida por Egipto sobre esos territorios y esto obligaba a la presencia militar británica.

La pequeña ciudad de Fachoda, a orillas del Nilo en el actual Sudán del Sur, situada en la intersección de dos líneas de expansión imperialista, se convierte así en el escenario de la confrontación francobritánica.

Una tropa francesa de 150 tirailleurs o fusileros africanos, con una docena de oficiales europeos, partió de Brazzaville, en la cuenca del río Congo en mayo de 1897 al mando del mayor Jean-Baptiste Marchand con orden de establecerse en el área de Fachoda y declararlo protectorado de Francia. Una vez allí, los oficiales franceses deberían esperar a dos expediciones militares bajo mando francés, que serían enviadas como refuerzo desde Yibuti, cruzando Etiopía.

Tras 14 meses de sacrificada marcha cruzando selvas, ciénagas, y desiertos, en el mismo centro de África, la expedición de Marchand llegó a Fachoda, a orillas del Nilo, el 10 de julio de 1898, pero no hallaron a la expedición francesa que había partido desde Yibuti. Dicha columna, la "Expedición Bonchamps", no llegó a su destino pues los clanes de Etiopía se negaron a dejarlos cruzar su territorio. Ignorando esa situación, Marchand y sus hombres establecieron un pequeño campamento en Fachoda a la espera de una expedición que nunca llegaría.

El 18 de septiembre de 1898 Marchand y sus hombres avistaron una flotilla bien armada de cañoneros británicos que llegaban también a Fachoda, liderados por el comandante Horatio Kitchener. Un ejército conjunto de británicos y egipcios acababan de derrotar las tropas del líder sudanés Muhammad Ahmad (el Mahdi) en la Batalla de Omdurmán y por tanto los británicos se habían dedicado en esos meses a reasegurar su dominio sobre Sudán, lo cual comunicó Kitchener a los oficiales franceses, solicitando cortésmente que la expedición de Marchand se retire. Ambos bandos se atrincheraron en sus posiciones y construyeron sendos campamentos, pues ninguno aceptaba abandonar el terreno; pese a ello Marchand y Kitchener mantuvieron la calma y cordialidad en todo momento, evitando toda violencia entre sus fuerzas, insistiendo ambos serenamente en el "derecho" de sus respectivos países sobre Fachoda.

NapoleonIVADF

Napoleón IV, emperador de los franceses para aquellas fechas.

Cuando llegaron a Europa, mediante el telégrafo de Egipto, las noticias de esta reunión de tropas europeas antagónicas en un punto remoto de África, aun cuando no se hubiera disparado una sola bala, la opinión popular de Francia y Gran Bretaña estallaron en mutuas acusaciones de expansionismo hostil, y en manifestaciones de patrioterismo exacerbado contra la potencia rival. La prensa de ambos países dio ánimos al imperialismo más apasionado. Esto generó un fuerte clima de tensión internacional durante todo el mes de octubre de 1898, además de poner en evaluación por ambos gobiernos la posibilidad de movilizarse para un conflicto armado. Alemania, por su parte, aprovechó rápidamente la situación y apoyó a Gran Bretaña. Austria-Hungría, aun con sus deseos de revancha tras la Guerra de las Siete Semanas, apoyo a Francia. Posteriormente ambos apoyos se convirtieron en alianzas. Alemania y Reino Unido firmaron el tratado de Heligoland, en el que aparte de firmar una especie de Entente Cordiale como la de NLT, se le cedió la isla de Heligoland a Alemania y se le permitió a Reino Unido la construcción de carreteras y ferrocarriles en el territorio de Tanzania (África Oriental para aquel entonces). El matrimonio del desde ya hacía poco Káiser Federico I con la princesa Victoria también influenció en este tratado. Francia, quien sabia del revanchismo austríaco, se alió con este país.

Sin embargo, la relación de fuerzas en el plano naval fue plenamente favorable al Reino Unido, que contaba con la marina de guerra mejor armada del mundo, mientras la flota de guerra francesa tenía una deficiente organización y una menor potencia en sus barcos. El ejército francés era entonces más numeroso y mejor armado que el británico, pero este factor era de menor importancia en caso de librar una guerra lejos de Europa, en lugares donde sería indispensable contar con gran apoyo naval.

La superioridad naval británica fue considerada por los políticos franceses como un elemento disuasivo muy importante, lo cual generó que el gobierno francés ordenase a sus tropas la retirada el 3 de noviembre de 1898, dando fin al incidente, pero quedando las alianzas anteriormente firmadas. Europa estuvo casi a punto de entrar a una guerra.

La venta de Cuba[]

En la Conferencia de Berlín las potencias europeas decidieron repartirse sus áreas de expansión en el continente africano, con el fin de no llegar a la guerra entre ellas. Otros acuerdos similares delimitaron zonas de influencia en Asia y especialmente en China, donde se llegó a diseñar un plan para desmembrar el país, que no pudo llevarse a cabo al desatarse la Primera Guerra Mundial.

Sin embargo, los acuerdos no acabaron por eliminar completamente las fricciones entre las potencias. A finales del siglo XIX, se sucedieron las disputas por determinados puertos y fronteras cuya delimitación no estaba clara, sobre todo en África.

Los Estados Unidos, que no participaron en el reparto de África ni de Asia y que desde principios del siglo XIX estaban llevando a cabo una política expansionista, fijaron su área de expansión inicial en la región del Caribe y, en menor medida, en el Pacífico, donde su influencia ya se había dejado sentir en Hawái y Japón. Tanto en una zona como en otra se encontraban valiosas colonias españolas (Cuba y Puerto Rico en el Caribe, Filipinas, las Carolinas y las Marianas y las Palaos en el Pacífico) que resultarían una presa fácil debido a la fuerte crisis política que sacudía su metrópoli desde el final del reinado de Isabel II.

En el caso de Cuba, su fuerte valor económico, agrícola y estratégico ya había provocado numerosas ofertas de compra de la isla por parte de varios presidentes estadounidenses (John Quincy Adams, James Polk, James Buchanan y Ulysses S. Grant), que el gobierno español hasta entonces había rechazado. Cuba no sólo era una cuestión de prestigio para España, sino que se trataba de uno de sus territorios más ricos y el tráfico comercial de su capital, La Habana, era comparable al que registraba en la misma época Barcelona.

A esto se añade el nacimiento del sentimiento nacional en Cuba, que desde la Revolución de 1868 había ido ganando adeptos, el nacimiento de una burguesía local y las limitaciones políticas y comerciales impuestas por España que no permitía el libre intercambio de productos, fundamentalmente azúcar de caña, con los EE. UU. y otras potencias. Los beneficios de la burguesía industrial y comercial de Cuba se veían seriamente afectados por la legislación española. Las presiones de la burguesía textil catalana habían llevado a la promulgación de la Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas (1882) y el Arancel Cánovas (1891), que garantizaban el monopolio del textil barcelonés gravando los productos extranjeros con aranceles de entre el 40 y 46 %, y obligando a absorber los excedentes de producción. La extensión de estos privilegios en el mercado cubano asentó la industrialización de la región catalana durante la crisis del sector en la década de 1880, anulando sus problemas de competitividad, a costa de los intereses de la industria cubana, lo que fue un estímulo esencial de la revuelta.

La primera sublevación desembocaría en la Guerra de los Diez Años (1868-1878) bajo la dirección de Carlos Manuel de Céspedes, un hacendado del oriente de Cuba. La guerra culminó con la firma de la Paz de Zanjón, que no sería más que una tregua. Si bien este pacto hacía algunas concesiones en materia de autonomía política y pese a que en 1880 se logró la abolición de la esclavitud en Cuba, la situación no contentaba completamente a los cubanos debido a su limitado alcance. Por ello los rebeldes volvieron a sublevarse de 1879 a 1880 en la llamada Guerra Chiquita.

Por otra parte, José Martí, escritor, pensador y líder independentista cubano, fue desterrado a España en 1871 a causa de sus actividades políticas. Martí en un principio tiene una posición pacifista, pero con el pasar de los años su posición se radicaliza. Es por esto que convoca a los cubanos a la «guerra necesaria» por la independencia de Cuba. Con tal fin crea el Partido Revolucionario Cubano bajo el cual se organiza la Guerra del 95.

220px-Jose-Marti

Jose Martí, político y activista que luchó por la independencia de Cuba de España.

En Cuba la situación militar española era complicada. Los mambises, dirigidos por Antonio Maceo y Máximo Gómez, controlaban el campo cubano quedando sólo bajo control colonial las zonas fortificadas y las principales poblaciones. El capitán general español Weyler, designado para la isla, decidió recurrir a la política de Reconcentración, consistente en concentrar a los campesinos en «reservas vigiladas». Con esta política pretendía aislar a los rebeldes y dejarlos sin suministros. Estas reservas vigiladas provocaron que empeorara la situación económica del país, que cesó de producir alimentos y bienes agrícolas. Se supone que alrededor de 200 000-400 000 cubanos murieron a causa de ellas.

Esta situación hizo que se radicalizara aún más el proceso independentista y la exacerbación del odio hacia el dominio colonial. En La Habana, se sucedían manifestaciones y enfrentamientos entre los sectores independentistas y españolistas. Por otra parte, muchos cubanos influyentes reclamaban insistentemente en Washington la intervención estadounidense.

Martí el 29 de enero de 1895, junto con Mayía y Collazo, firmó la orden de alzamiento y la envió a Juan Gualberto Gómez para su ejecución. Partió de inmediato de Nueva York a Montecristi, en República Dominicana, donde lo esperaba Máximo Gómez, con quien firmó el 25 de marzo de 1895 un documento conocido como Manifiesto de Montecristi, programa de la nueva guerra. Ambos líderes llegan a Cuba el 11 de abril de 1895, por Playitas de Cajobabo, Baracoa, al noroeste de la antigua provincia de Oriente.

Tres días después del desembarco, hicieron contacto con las fuerzas del Comandante Félix Ruenes. El 15 de abril de 1895 los jefes allí reunidos bajo la dirección de Gómez, acordaron conferir a Martí el grado de Mayor General por sus méritos y servicios prestados.

El 28 de abril de 1895, en el campamento de Vuelta Corta, en Guantánamo (extremo este de la provincia de Oriente), junto con Gómez firmó la circular «Política de guerra». Envió mensajes a los jefes indicándoles que debían enviar un representante a una asamblea de delegados para elegir un gobierno en breve tiempo. El 5 de mayo de 1895 tuvo lugar la reunión de La Mejorana con Gómez y Maceo, donde se discutió la estrategia a seguir. El 14 de mayo de 1895 firmó la «Circular a los jefes y oficiales del Ejército Libertador», último de los documentos organizativos de la guerra, la que elaboró también con Máximo Gómez.

El gobierno español estaba más que consciente de la difícil situación en Cuba. Se esperaba que tarde o temprano Estados Unidos provocara a España para comenzar una guerra, y poder anexarse no solo Cuba, sino muchas islas más en el Pacífico, incluyendo las Filipinas. El gobierno español, por ende, le ofreció a Estados Unidos la venta del territorio cubano a cambio de una buena suma de dinero, el 29 de abril de 1895. Grover Cleveland, por su parte, presidente para aquel entonces, consideró que provocar a España y comenzar una guerra sería más beneficioso para Estados Unidos, ya que se podrían adquirir más territorios y serviría para desprestigiar a España, enemigo estadounidense. Sin embargo, Cleveland prefirió comprar la isla. Comenzar una guerra así luego de la propuesta española solo provocaría reacciones negativas a nivel internacional. De esa manera, el 1 de mayo de 1895 se firmó oficialmente el Tratado hispano-estadounidense, por el cual ambos países se comprometían a reconocer la soberanía de cada uno de sus países sobre sus respectivos territorios, (incluyendo la de USA sobre Cuba) y se transfirió la soberanía de esta isla a Estados Unidos a cambio de una cuantiosa suma de dinero.

220px-President Grover Cleveland

Grover Cleveland.

De esta manera, ese mismo año se constituyó un gobierno provisional y se creó el Estado de Cuba, qué pasó a ser parte íntegra de Estados Unidos. Se fomentó la migracion de estadounidenses a la isla y se fundó la ciudad de Grovertown, en honor al presidente Grover Cleveland quien estaba en el cargo para aquel entonces. El cargo de gobernador se le fue ofrecido a Martí, pero este rechazó con vehemencia la propuesta. Acerca de esto expresó: "No he luchado por años contra el imperialismo y por la independencia de mi país, para luego traicionarla ante la expansión de Estados Unidos en nuestra Cuba, nuestro Caribe y nuestra América soberana. La lucha continuará, sea cual sea el enemigo." En vista de ello, se le encargo el gobierno de Cuba a un estadounidense. Martí no pudo seguir con sus planes para la independencia cubana. Murió al año siguiente de sarcoidosis.

1880-1890 1890-1900 1900-1910
Advertisement